Recopilación de las columnas publicadas en los últimos años en diferentes medios

Sunday, August 05, 2007

Pimba!- Agosto 2007 Ed. Peluquería

(En realidad no salió pues llegué fuera de fecha, como en ediciones anteriores que ni llegué a escribir pero en este caso me puedo sacar las ganas)

Es frecuente que uno vaya a la peluquería en busca de un cambio de look que suponga además un cambio en el estado de ánimo imperante. Esto se da mayormente entre las mujeres – y lo afirmo sin connotaciones negativas- tanto por disponer de mayor materia prima para experimentar como por el peso relativo en de la imagen proyectada en su humor. Aunque hay que convenir que cada vez hay más hombres preocupados por la estética capilar. Publicitarios y futbolistas, por ejemplo. Pero esta intención, muchas veces se ve frustrada por resultados que distan mucho de lo esperado, máxime cuando por las razones mencionadas anteriormente, las expectativas son muy altas. A mi me ha pasado, incluso considerando que el pelo representa una de mis más ínfimas preocupaciones estéticas, y no quiere decir que no tenga otras. Posiblemente la causa de esa despreocupación sea el mecanismo de autodefensa generado por la constante decepción. Pero el caso es que he vivido en carne propia esa amarga sensación de indignación con el “coiffeur” cuando me miro al espejo cuando éste termina su labor. Y casi siempre a causa del abuso de la tijera, con lo cual ya no hay vuelta atrás. Me he criticado más de una vez sumirme en una lectura y no estar atento a las maniobras del profesional para poder advertirle sobre el largo mínimo deseado. Suponiendo que, como de costumbre, no interpretó mi indicación inicial. Pero las pocas veces que estuve alerta no pude detectar el momento preciso por no entender la técnica o bien cuando hice algún apunte, el sujeto logra convencerme que soy un rompe bolas o que mi apreciación es errónea. Así que definitivamente desistí de prestar atención y volví distraerme en la lectura y recibir la sorpresa a su debido tiempo. Igualmente siempre tendrán preparada la frase “los cortes demoran 2 o 3 días en asentarse”, para cuando tu plantees tu molestia. Cosa que realmente nunca comprobé si efectivamente es así o lo que sucede es que al tercer día ya me hice a la idea que el corte me quedó como el culo. Obviamente siempre está la opción de cambiar de peluquero, pero aalí se plantea la cuestión de cómo elegir al substituto. Tenés las peluquerías fashion, concurridas más bien por mujeres y por los hombres antes mencionados. Allí comenzás a gastar dinero desde que entrás ya que te ofrecen todo tipo de productos –y te los cobran aparte- en cada oportunidad que se presenta. Aquí las revistas son las últimas ediciones de las revistas argentinas y la infaltable Cosmopolitan. Estas lógicamente son las más experimentales pero también están las que frecuentan los veteranos y los “jóvenes blancos” que se hacen siempre el mismo corte, determinado casi por herencia cuando a los doce años le compraron el primer frasco de gomina. Aquí se leen más los diarios y las revistas de fútbol que darán pie a discusiones repetidas sobre hazañas futbolísticas del club, jugador o técnico de su preferencia. Generalmente son de barrio y la gente que va allí a pasar el rato pues siempre se enganchan con otro parroquiano para conversar. También están las de barrio para mujeres, pero a esas las descarto de plano porque solo tienen revistas de farándula viejas y los chismes de mis vecinos no me interesan.