La República 2 de agosto de 2011
A
FIRMAR POR TODOS LOS MEDIOS
El sábado se realizó el “Firmazo” en busca
de adhesiones para bajar la edad de imputabilidad. Según dicen fue un éxito a
pesar del frio, pero ya se proyectan acciones más amigables como “el timbrazo”.
Me pregunto si irán puerta a puerta por el Marconi y Cerro Norte o solo se
quedarán en Punta Carretas, Pocitos y la nueva zona roja de la calle Arocena. Los
promotores también destacaron que “firmaron muchos jóvenes". Supongo que
no serían menores, ya que las firmas no serían válidas. De todas formas eso
solo comprueba que también hay jóvenes amedrentados por la constante estigmatización
de la minoridad, a pesar que sean responsables de menos del 10% de los delitos,
según cifras de la Suprema Corte de Justicia.
En relación al tratamiento que dan los
medios a la crónica policial, Mujica manejó la posibilidad de sancionar a aquellos
que actúen irresponsablemente, quitándoles publicidad oficial. Obviamente es un
asunto delicado ya que representaría una forma de coacción no muy diferente a la
que ejercen las tabacaleras y petroleras sobre aquellos medios que publican información
que no les cae en gracia. Sin duda no sería una medida muy feliz, pero ¿cómo es
posible que los informativos dediquen tanto espacio a la crónica policial?
Fácil: incluyendo hechos que no son noticia relevante en ninguna parte del
mundo. Un arrebato en una esquina o un intento
de robo en un comercio solo tiene cabida en un medio amarillista o los de pequeños
pueblos donde no pasa nada y la gente sigue dejando la puerta sin llave.
Además, que aumenten algunas estadísticas
es un dato a atender en su justa medida. Que haya más denuncias de violencia
doméstica no significa que se den más casos sino que ahora hay más mecanismos para
ello y que (enhorabuena) pasó a ser una conducta condenable gracias a una
tendencia a la igualdad. Así es que ya se registran casos de hombres golpeados
o hijos que cascan a padres de ambos sexos. Por otra parte, si lo analizamos
cualitativamente y nos horrorizamos por la crueldad de algunos crímenes,
usualmente adjudicados a la pasta base, deberíamos recordar que siglos atrás ya
se producían y se lo acreditaban las religiones (lapidaciones, quemas personas e
infinidad de torturas inquisitorias). El parricidio también es antiquísimo, para
los romanos era el pan de cada día. La diferencia es que hoy podemos enterarnos
de todo con lujo de detalles ya que los medios tienen la capacidad de estar en
minutos en el lugar de los hechos o gracias a cualquier persona que pase por ahí
con un celular equipado con cámara. En cualquier caso hay que reconocer que hay
cosas realmente alarmantes, como la niña de 10 años armada que la semana pasada
asaltó un comercio. Pero evidentemente la solución no está en bajar la edad de
imputabilidad a los 16… y mucho menos a los 10. Creo que ya no deberían quedar
dudas que el problema no son estos niños sino una sociedad mal concebida por
los mayores.
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