La República 30 de julio de 2011
M’ HIJO EL NARCOTRAFICANTE
El día de su comparecencia ante la comisión
de Constitución y Código del Senado, Julio Guarteche y Jorge Vázquez debían justificar
la eficacia de los operativos de saturación realizados en distintos barrios de
Montevideo, y esgrimieron como uno de sus argumentos que entre los niños y
adolescentes consultados sobre qué quieren ser cuando sean grandes, la
respuesta más repetida fue: narcotraficante. Obviamente este dato fue el que
más impresionó a todos los que estaban en sala, y por ende el que sonó con
mayor fuerza en la opinión pública. Pero cuando atinadamente el senador Pasquet
pidió especificaciones sobre el método empleado para realizar el sondeo, la
respuesta fue simplemente que eran datos recogidos por la policía en hogares y
liceos. O sea, nada asegura que esta encuesta tenga el más mínimo rigor
científico.
Supongamos que la muestra está integrada
por los niños y adolescentes que están observando cómo les patean la puerta de la casa para hacer una
requisa. Sin duda estas serían “respuestas condicionadas”. De hecho si transcribieran
sus respuestas completas, serían algo
así como “narcotraficante, milico p…!”. Otras opciones repetidas fueron:
“enemigo de la yuta, la c… de tu madre” y “preguntale a tu vieja, hijo de p…”.
Lamentablemente semejante afirmación sobre
nuestros adolescentes se hace justo en los mismos días que Bordaberry y Lacalle
lanzan “el firmazo” para promover una baja en la edad de imputabilidad de los
menores. Si el gobierno realmente está en contra de esta medida, estos datos
(de dudosa valía) son tan inoportunos como un balde de querosén para apagar un
incendio.
Las autoridades policiales recordaron además,
que en otras épocas los niños respondían que querían ser futbolistas, bomberos,
doctores, e incluso en un período se había puesto de moda ser como Paco Casal.
Posiblemente en otra encuesta sin más sustento científico que el imaginario
popular. De todas formas, no cabe duda que es posible que cada vez más
adolescentes aspiren a llegar a ser narcotraficante en la medida que sigan
alimentando su resentimiento. Y para eso no hay nada mejor que mandar a la
cárcel a un joven sin oportunidades. En todo caso podríamos aprovechar para
recuperar a nuestros jóvenes apoyándonos en sus antiguos referentes ya que
después de muchos años volvemos a tener futbolistas que no solo triunfan sino
que lo hacen con “trabajo, trabajo y más trabajo” (Forlán); son conscientes que
“presión tiene la gente que se levanta a las 6 de la mañana para darle de comer
a los hijos” y no ellos por ser favoritos en una final (Palito Pereira) y nos recuerdan que “…ser segundos no es un
desastre” (Tabárez).
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