La República 16 de julio de 2011
¿LA CULPA ES DEL CHANCHO O DEL QUE LE RASCA
EL LOMO?
No es novedad qué el INAU -antes INAME- no
está dando buenos resultados en su rol
de contenedor y reformador de los menores desprotegidos -no necesariamente
infractores-. De todas formas cabe
destacar los esfuerzos de algunos funcionarios y autoridades por mejorar la
situación de los internos, a pesar que sus métodos sean poco ortodoxos
Por ejemplo, hace unos días se conoció un
novedoso ejemplo de reinserción familiar con un menor infractor. La promotora
fue una funcionaria que alojó durante meses en su hogar a un joven fugado en
diciembre, con quien mantiene una relación afectiva y actualmente esperan un hijo. Lamentablemente
el hecho no fue bien visto por las autoridades que separaron a la mujer del
cargo mientras el joven fue reingresado para cumplir su condena. Como dijera la
ex Ministra Arismendi “¿es que no creen en el amor?”. Otro caso reciente fue el de un funcionario
que procuraba estimular el vínculo entre los internos y el exterior
proveyéndolos de celulares por una módica suma que debían abonar sus allegados.
Su inquietud también tenía una finalidad
lúdica ya que los incitaba a ejercitar su mente pergeñando planes de escape que
él mismo apoyaba brindándoles los instrumentos necesarios… o por lo menos unas
sierras.
Pero si nos remontamos unos años atrás
podemos encontrar otro ejemplo de abordaje alternativo, en este caso en
relación al problema de las incontables fugas que se producen en los distintos
hogares. El caso ocurrió cuando el senador Lorier hizo de intermediario entre
los internos armados y los funcionarios del INAU, durante un motín en la
Colonia Berro. La ingeniosa solución que encontró el senador fue que él mismo
oficiara de chofer de los adolescentes para realizar un paseo guiado por la
ciudad hasta ubicarlos en un lugar seguro. Partamos de la base que no está
claro cuál sería un lugar seguro para ellos ya que varios de los hogares han
estado bajo la lupa debido a infinidad de rumores que han corrido sobre la
injerencia de los funcionarios a la hora de organizar motines y revueltas o de
administrar arbitrariamente las donaciones que se reciben para los jóvenes. En
2006 también fue denunciado por Zona Urbana un discutible caso de reinserción
laboral en Rivera, dónde varias menores ejercían la prostitución regenteadas
por los propios funcionarios. Tal vez se haya generado malestar por el
prejuicio que despierta la profesión más antigua del mundo, pero también debe
haber influido el detalle que las trabajadoras eran menores y que tampoco
recibían de sus “patrones” una digna remuneración.
En definitiva, con métodos tradicionales o
no, sería bueno que de una vez por todas las autoridades correspondientes hicieran
una “limpieza” en el INAU, para contribuir realmente a que nuestros
adolescentes dejen de ser estigmatizados
por una sociedad que prefiere buscar chivos expiatorios, que soluciones.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home