Recopilación de las columnas publicadas en los últimos años en diferentes medios

Sunday, August 26, 2012

La República 23 de julio de 2011


FIEBRE CELESTE

En estos días los muros y redes sociales están plagados de ingeniosos chistes nacionalistas y las arengas más disparatadas. Las cábalas más inverosímiles salen a relucir y se respetan a rajatabla los lugares, vestimentas y accesorios utilizados en cada partido de la selección como si fuera un ecosistema en vías de extinción. Las tiendas, los bondis y los taxímetros lucen todo tipo de distintivos celestes aprovechando el fervor popular. Pero las que se llevan el premio son las fruterías que arman -con distintas frutas y envoltorios- la bandera uruguaya y la de sus eventuales rivales. De todas formas las más beneficiadas son tiendas de televisores, las santerías y, obviamente, las casas de deportes debido a la explosión del merchandising de la selección. Empezando por la camiseta celeste, siguiendo con la de alternativa blanca y llegando hasta las medias. Por suerte esta camiseta es linda, porque si esta euforia ocurría cuando usábamos aquella horrible camiseta con la manga cuadriculada tendríamos a medio país vestido con ese atentado a los ojos.  También estalló la venta de banderas y banderines; los posters con todas las posibles formaciones del plantel y volvieron a salir a la calle las figuritas sueltas del mundial pasado. Pero además se disparó la demanda de la biografía de Forlán, el libro de Lugano y el de Cavani. Y ni hablar que en los próximos días salen los DVD con los goles de la Copa América y el compilado de Gorzy y su impertinente Camarita Celeste.Mañana la selección juega una nueva final de la Copa América y todos los uruguayos estamos pendientes con el destino este equipo y el tan mentado “proceso” del maestro Tabárez. Todos queremos ir a ver la final pero la AFA nos dio solo 5800 entradas que ya estaban comprometidas con los clubes y agencias de viajes. Así es que hoy más que nunca se ven los amigos -o los amiguismos-: “Conozco alguien en Wanderers y capaz que me habilita una entrada”, “Mi primo vive en Buenos Aires y me la compra allá”, “Tengo un amigo argentino que se clavó con tres entradas para la final” o “Mi tío es el dueño de una agencia que organiza los paquetes y me reserva un par”. Pero Mujica prefiere obviar este asunto -que podría originar un conflicto diplomático más grave que la planta de Botnia o el dragado del Río Uruguay- pensando en no pizarrear a los argentinos pues tiene que negociar cosas más importantes. La verdad que no se me ocurre qué puede ser, si entre tanto clamor celeste todo el mundo está de mejor humor y los temas complicados tienden a pasarse por alto. Nadie le dio mucha pelota a que Saravia dejó el FA llevándose la banca al partido nacional, a nadie le importa el incendio en los archivos de la armada y casi ni se habla de la inseguridad.
Lamentablemente, cuando se termine la Copa y su resaca vamos a tener que volver a nuestro clásico Uruguay, más gris que celeste… pero quién nos quita lo bailado.



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