La República- 17 de mayo de 2011
ZEAN
LOS HORIENTALES TAN ILÚSTRADOS COMO BALIENTES
Esta frase acuñada por Artigas hace casi
doscientos años ha perdido vigencia con el paso del tiempo. Desde entonces no hicimos más que entregar
gentilmente parte de nuestra tierra a Brasil o si queda como “territorio
contestado”, cada vez que reclamamos por él nos contestan en portugués. Con
Argentina la cosa fue más fácil por tener
una clara delimitación fluvial… aunque resultó que la isla Martín García quedó
del otro lado. Pero hubo más ejemplos de nuestra tolerante soberanía, como
cuando Perón bloqueó temporalmente el cruce hacia Uruguay -debido a que no objetamos
la instalación de bases militares estadounidenses en la región-. Y en los
últimos años, un puñado de marionetas ambientalistas manejadas por políticos
argentinos en campaña, lograron cerrar el puente de Fray Bentos armados tan solo con unas cuantas reposeras.
Así que de valientes nos queda poco.
De todas formas aún nos queda lo ilustres.
No en vano Uruguay siempre contó con una tradición educativa admirada en todo
el mundo. Aunque si seguimos la tendencia de las últimas décadas, más que
ilustrados estaremos pintados.
Actualmente se discuten nuevas medidas de
flexibilización académica que incluyen menor control a las inasistencias –o se pague a los alumnos por asistir-, y ahora se le sumaría la posibilidad de cursar
sexto año de secundaria sin tener aprobados los anteriores. De seguir así pronto se considerará aceptable
algo que es deficiente. O sea, en lugar de ofrecer más motivos para educarse y
elevar la calificación de futuras generaciones,
estamos emparchando un sistema en decadencia combatiendo la sangría de
estudiantes que prefieren ir a practicar a la 7ª de Danubio (u otro equipo que
pague los viáticos). Está bien, puede que en el asunto de la paga por asistencia
me queje de envidioso, pero posiblemente a los docentes que reclaman mejoras
salariales les moleste mucho más.
Se dice que la iniciativa procura evitar la
frustración de los jóvenes y reducir la alta tasa de deserción, pero esta
medida solo posterga la frustración que tendrán que enfrentar estos individuos,
años más tarde, cuando no puedan realizar una tarea para la cual se suponía
estaban preparados. A todo esto roguemos que nuestra vida, nuestra economía o
nuestra libertad no dependa de ellos.
Mientras tanto esta bicicleteada a la
realidad continúa pues según una investigación del Departamento de Ciencias
Sociales de la Udelar, el 50% de los ingresos a las carreras docentes (IPA,
Magisterio) son de estudiantes que hicieron un intento en la Universidad pero
fracasaron, y en general se trata de aquellos que llegan de secundaria con el
nivel académico más bajo.
Tal vez usted no corra el riesgo de ser
operado a corazón abierto por un médico que no sabe ni hacer un torniquete, pero
su hijo -si es que tuvo la voluntad de ir a clase- y su profesor, pueden
quedarse estancados en la conjugación del futuro imperfecto.
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