FREEWAY - agosto 2005
LA VERDAD DE LA MILANESA
Una tarde, mientras escribía el guión para un documental sobre el apareamiento del bacalao noruego, llega mi agente con una oferta que me sacaría de la precaria situación económica en la que me encontraba. Tenía que escribir una adaptación cinematográfica de la guerra de Troya y si bien no tenía muy clara la historia original, tenía bien claro que si no agarraba un buen laburo inmediatamente me iban a comer los piojos.
Lo primero que hice fue comprarme una edición de bolsillo de la Ilíada para darle una leída rápida y tener más o menos los nombres de los principales personajes y una idea básica del argumento. Por desgracia al libro que compré le faltaban unas cuantas páginas así que tuve que imaginarme el resto.
Luego de un par de meses presenté el guión que comienza cuando el rey Agamenón está por atacar Tesalia, la última región por conquistar en su plan para unificar toda Grecia. Cuando ambos reyes se enfrentan en el campo de batalla, Agamenón le sugiere al otro que se enfrenten los mejores guerreros de cada bando para decidir el asunto y evitar una matanza innecesaria. El rey de Tesalia acepta y llama a un energúmeno de arriba de dos lucas. Por su parte, Agamenón llama a Aquiles, el mejor guerrero griego de su época, que con un salto acrobático, al mejor estilo de los hermanos Korioto de súper campeones, mata al otro a la primera embestida.
Paralelamente, Menelao, hermano del “Rey de Reyes” trata de hacer las paces con el rey Príamo de Troya y recibe en su palacio una delegación liderada por sus hijos, Héctor otro valiente guerrero de la época y Paris.
El problema es que este último “sopla la dama” a Menelao y se la lleva para Troya, con lo cual se pueden imaginar como se puso ese tipo e inmediatamente recurre a su hermano para atacarlos.
Cuando la impresionante flota desembarca en las puertas de la ciudad, Paris quiere redimirse con una pelea mano a mano con Menéalo y así impedir la guerra.
Después de una par de embates, Paris se da cuenta que le va mejor el crochet que el combate y hace la escena más penosa de la historia, arrastrándose a los pies de su hermano, quién tiene que matar a Menéalo y por lo tanto desencadena el jaleo. Finalmente los troyanos ganan la primera batalla y los griegos se reagrupan.
Obviamente allí también estaba Aquiles, pero a raíz de una discusión con Agamenón, había decidido no participar a menos que éste se lo pida de rodillas. Aparte se había enamorado de Briseida, prima de Héctor y Paris y sirviente del dios Apolo.
Si bien ella estuvo a punto de matarlo con una espada en la garganta mientras dormía, parecería que la espada de Aquiles era más grande que la de Apolo y ella prefirió renunciar a su intento ante la posibilidad de brindar servicios más terrenales.
Pero cuando en una batalla Héctor mata por error al primo y protegido de Aquiles, pensando que era él (típico gafe de las tragedias), éste decide combatir para vengarse.
A la mañana siguiente Aquiles se presenta sólo en las puertas de Troya clamando por Héctor y éste le enfrenta en una larga pelea donde Aquiles intenta un par de veces sin éxito hacer el salto de los Korioto. Hubiese sido tan boludo como perder al ajedrez con un jaque pastor, pero finalmente logra matarlo a pesar de la heroica resistencia.
Ante esto el rey de Troya, cansado y dolido, sugiere a Agamenón que lo arreglen con un partido de fútbol y éste acepta. Él tenía a Aquiles, que aparte del mejor guerrero era el habilidoso volante de creación y Príamo se acababa de quedar sin su número 10.
Unos días después se arman los equipos y comienza el partido. Luego de un primer tiempo con claro dominio griego y una deslucida performance de los troyanos que pusieron la bañadera en el fondo; cuando iban 15 del segundo tiempo, Aquiles se escapa solo y en una actitud totalmente antideportiva (como todo lo que ha hecho hasta el momento) Paris lo tala de atrás y le destroza el talón, dando comienzo a la leyenda. Con lo cual se gana una roja directa y tres fechas de suspensión, aparte que los troyanos se re calentaron y le prendieron fuego toda la ciudad.
La cuestión que al productor ejecutivo no le gustó el desenlace por considerar que era ridículo y no era fiel a la historia, básicamente porque le faltaba el “caballo de Troya”. Le dije que el trofeo tenía forma de caballo pero no pareció agradarle y de muy mala manera me echó de su oficina sin darme tiempo a réplica.
Enojado y desconcertado por el rechazo me fui a casa a leer el libro atentamente y allí pude darme cuenta del problema. Luego de la muerte de Héctor, el hijo de puta de la librería completó las hojas faltantes de la Ilíada, con partes del Popol Vuh.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home